1) Su diseño.
Cuando te compras una Moleskine, sientes la suavidad de su cubierta, la tensión de su elástico, la firmeza de sus páginas en blanco.
2) Tus predecesores.
Cuando te compras una Moleskine, ocupas el lugar donde antes se situó Picasso, Matisse, Van Gogh, Hemingway y Bruce Chatwin (que según Wikipedia, fue famoso por su libreta).
3) El cine.
Cuando te compras una Moleskine, se proyectan en tu mente una sucesión de escenas (la filantropía de Amélie, el agobio de Andrea en El diablo viste de Prada...).
4) El templo.
Cuando te compras una Moleskine, puedes salir de tiendas como Vinçon con una gran bolsa de papel en la mano.
5) El universo.
Cuando te compras una Moleskine, puedes leer los blogs de esas personas que, como tú, poseen una y la muestran con orgullo al mundo.
POST-POST: Cuando te compras una Moleskine, pagas 14 euros más que cuando vas a la librería de tu barrio y pides un cuaderno.
IMAGEN: Esta ilustración ha sido realizada sobre una libreta Todo a 100. Sobre una Moleskine, hubiese sido igual de mala.
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