Hace unos días Forbes, cómo no, daba una lista de ciudades "felices". Y Barcelona aparecía en tercer lugar por razones como su equipo de fútbol (!).
Ahora, La
Vanguardia se hace eco (eco) de un estudio de la Universidad de Princeton sobre felicidad de personas altas respecto a las "menuditas".
Pues bien, si me contuve (o casi) con el tema de Forbes, ahora tengo algo que escribir.
Las personas más altas no son más felices que las “menuditas”:
1) Las personas más altas tienen más posibilidad de golpearse la cabeza con el techo, y de ir a parar al hospital (motivo de tristeza)
2) Las personas que no son tan altas tienen más ocasioenes de encontrar monedas que se ha caído en el suelo, y de acabar siendo ricas (motivo de gran alegría)
3) Las personas más altas pueden ser jugadores profesionales de baloncesto, pero no todas serán fichadas por la NBA (motivo de depresión aguda)
4) Las personas que no son tan altas pueden encontrar ropa baratísima en la sección infantil de los grandes almacenes y ser todavía más ricas (alegrón sin límites)
5) Las personas que no son altas nunca utilizarían la palabra “menuditas” por lo que nunca quedan como horteras (alegría, alegría)
Y tanto altos como bajos, barceloneses como astrohúngaros, barcelonistas o antifutboleros, estaríamos algo más contentos si los periódicos nos informasen de temas más interesantes y algo menos frívolos.